Las señoritas de Avignon (1907) Picasso |
“San Juan Crisóstomo decía:
"Cuando la primera mujer habló, provocó el pecado original" y San
Ambrosio concluía: "Si a la mujer se le permite hablar de nuevo, volverá a
traer la ruina al hombre".
La iglesia Católica, les prohíbe
la palabra.
Los fundamentalistas musulmanes,
les mutilan el sexo y les tapan la cara.
Los judíos muy ortodoxos empiezan
el día agradeciendo: "Gracias Señor por no haberme hecho mujer".
Saben cocer.
Saben bordar.
Saben sufrir y cocinar.
Hijas obedientes.
Madres abnegadas.
Esposas resignadas.
Durante siglos o milenios ha sido
así, aunque de su pasado sabemos poco.
¿Qué
es lo que hemos entendido de ser mujer? Si algún día usted se ha hecho esta
pregunta o ha reflexionado entorno al significado que hemos aprendido de ser
mujer, sabrá entonces de la complejidad que comprende el tema. Y es que todos
creemos entender hasta que se nos pregunta. Pero si algo podemos entrever o
acaso sospechar es que esta construcción
ha estado marcada por el temor a lo desconocido, pues si hacemos una lectura histórica
descubrimos que la posición de la mujer siempre ha estado encasillada dentro de
lo raro, lo ajeno y lo peligroso. Por poner algunos ejemplos: Eva como la
culpable del pecado original, Platón y su teoría de la mujer como un animal sin
alma, la censura del cuerpo de la mujer en la Edad media por ser un cuerpo
pecaminoso, y del cual tiene posesión el demonio, luego, la
mujer como mano de obra necesaria para la Revolución Industrial. Es así como, a lo largo de la historia, se ha actuado de manera primitiva,
rechazando y reprimiendo a la mujer, suprimiendo su ser hablante y deseante, reduciéndola
a objeto, a madre y esposa, convirtiendo su destino en la reproducción. Lo que generó, un esquema de mujer que se ha trasmitido de generación
en generación, en donde se le prohíbe acceder al campo del deseo (y lo que esto
representa), pues si alguna se acerca
demasiado es inmediatamente catalogada como de “mal vivir”.
De
allí, que luego la mujer subyugada, humillada y resentida durante siglos buscara, en medio de una civilización contemporánea,
defenderse de esta historia y sublevarse a través de los movimientos feministas,
que en algunos casos, han llevado al encerramiento en una concesión paradojal en
donde se condenan a una posición viril, pues como dice Ernesto Sábato: ¿Qué es el
feminismo sino masculinismo?. Siendo necesaria una propuesta totalmente
distinta, lejos de la rivalidad de sexos, en donde se entienda lo femenino y lo
masculino como posiciones que hacen parte de las facetas de la vida, en las que
todos –mujeres y hombres- debemos movernos indiscriminadamente.
Sin
embargo, la construcción de una sociedad que respete la unidad hombre-mujer se
desarrolla lentamente y, mientras tanto, cada vez que escucho a mujeres dentro de
la consulta o fuera de ella- e incluso cuando me he escuchado a mí- he
reconocido el peso de la historia generacional y aquella que es particular. He escuchado
el malestar de la mujer al estar en una posición que no siente de alguna forma
suya, pero que al parecer le corresponde- esa de abnegada, mártir, obediente,
condenada… Porque eso fue lo que en algún momento se interpretó de
ser mujer, el infortunio de no ser hombre y de estar en un cuerpo, que por su
condición, representa sufrimiento. De alguna forma, desde niñas se no ha dicho que, estamos "condenadas" al dolor de menstruar
y parir, pero también, al dolor de vivir no para sí misma sino para ser la relegada del hombre. Todo esto, justificado erróneamente en la idea de que la mujer es/tiene menos (fuerza, capacidades, inteligencia, etc.) con relación al hombre. Algo que se puede asociar, desde la perspectiva psicoanalítica, con la angustia infantil que genera el
descubrimiento de la diferencia de
sexos, por la creencia de que la niña ha sido castrada o, que por alguna razón, no ha sido dotada de algo que al niño si se le dio. De allí la importancia de
entender, que la mujer anatómicamente no está incompleta, es la visualización de
los niños lo que le hace pensar que algo le falta, pero no es así. Por esto, es
que no hay nada más infantil que un hombre que piense que es más que una mujer.
Así
pues, nuestra misión, hoy y cada día,
como lo sugirió Simone de Beauvoir:
es deshacernos de la idea de competición con el hombre- o de sumisión ante él-
y simplemente complacernos de vivir plenamente nuestra condición de mujeres. Reconociéndonos
como tales, completas, creadoras, hablantes, deseantes y rompiendo el esquema
clásico de mujer que quizás hemos heredado, así como lo representó Picasso en
1907 con las señoritas de Avignon, a partir de la distorsión de aquella imagen tradicional
y el surgimiento de una nueva.
Sencillamente genial...! las mujeres son lo mejor... son son seres maravillosos que nos hacen recordar la propia divinidad, la capacidad de dar vida es algo que los hombres jamas podremos hacer y por algo la misma vida se encargo de darles ese don, sus sentimientos sus emociones su pureza, fue lo que las hizo candidatas para que fueran el ser mejor dotado... pueden hacer todo lo que cualquier hombre puede hacer y mucho mas... es cierto que se ha mantenido unos estereotipos muy limitantes a la mujer pero creeme mujer que tu puedes sencillamanete decidir... si seguir con esas cosas o simplemente desplegar todo lo que hay en tu ser y volar a tu liberta como el ser hermoso y divino que eres...!
ResponderEliminar💪 Ya es hora. Hombres machistas, familias enchapadas a la antigua. Esto es para uds. Mujeres somos PODEROSAS
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