“Les Lumières qui ont découvert les libertés ont aussi inventé les disciplines”
Michel Foucault
Es frecuente encontrarnos en nosotros con un sentimiento intolerable e inexplicable, que llevamos a cuestas y del cual es difícil desligarse: la culpa. Ese sentimiento que no es el resultado de un crimen, o por lo menos no desde el punto de vista legal sino que reside en una intención que tiene que ver con una realidad interna, en donde a la final, vivimos como el peor de los criminales. Solo basta detenernos un segundo en nuestra historia para tocarnos de frente con la variada gama de afrentas con las que contamos. Y es que como dice Heidegger, de la culpa nadie se escapa en cuanto se exista. Sin embargo, este sentimiento puede volverse en ocasiones en algo tan intenso que lleva a atormentar la vida de algunas personas y a erigir, de esta manera, el camino por donde se elige vivir.