Es innegable la forma como la neurosis consigue arruinar algunas vidas, llenándolas de una insatisfacción e impotencia que, gracias también al discurso capitalista de nuestra época, despiertan una ansiada búsqueda por más, en otras palabras, una necesidad incontrolable de llenar con cosas (eso que nos venden en comerciales) aquello que supuestamente nos hace falta. Es así como la felicidad ha quedado reducida a una mera obligación más, que se limita a desear y obtener algo que al final no coincide con lo que queremos (¿Qué queremos?). Una paradoja que contribuye a la configuración de patologías tan comunes hoy en día, como lo son la depresión y las adicciones.