Persona (1966), Ingmar Bergman |
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.” ~ Ludwig Wittgenstein
La palabra posibilita la creación de la realidad, no solo es un reflejo de lo habitamos sino la herramienta que nos permite descubrir nuestra propia realidad, inventarla, recrearla. En este sentido, la palabra nos lleva a constituirnos como seres de deseo. Hablar no sólo representa la transmisión de un contenido, sino una forma de tomar parte, de implicarnos, de ser eso que somos. Básicamente, es una manera de afirmar que se está vivo. La palabra plena es un acto que conlleva a la libertad de revelarnos a nosotros mismos. De allí, que no sea un asunto menor. Más bien, una conquista.