«Sol de la mañana» («Morning sun»), 1952 Edward Hopper |
Existe un capitulo curioso en la vida de los seres humanos, el cual Freud, S. definió en uno de sus artículos (“Los que fracasan al triunfar”, 1916) como un estado de imposibilidad para acceder y disfrutar del éxito. Aunque resulte paradójico, en ocasiones, no sufrimos por la frustración de no poder cumplir ciertas metas, sino justamente por lo opuesto, podemos llegar también a sufrir precisamente cuando se cumple—o ya está cerca de cumplirse—aquel deseo anhelado. Si lo anterior nos hace dudar de su veracidad, basta con mirar aquellas situaciones en las que alguien se encuentra con una oportunidad importante en su vida y se detiene, por ejemplo: aquel que le ofrecen ascender en el trabajo pero se niega por sentir que no será capaz, o quién ya está por finalizar los estudios universitarios y posterga la tesis, también aquel que va a cumplir un deseo perseguido por mucho tiempo y justo en ese momento enferma, o el paciente que va mejorando en su proceso terapéutico y no asiste más. ¿Existirá algo que nos empuje al sufrimiento?